En la Nota Informativa de la ACICI del 9 de diciembre de 1999 se expuso en cierto detalle el fracaso de la Conferencia Ministerial de Seattle. En la presente se abordan las medidas que en el futuro permitirán reanudar a la vez las negociaciones y el programa de trabajo de la OMC.
I. Recapitulación
1. A fin de cribar las lecciones de la pasada experiencia, en enero y principios de febrero, se volvió a abrir el debate entorno a los motivos que llevaron al fracaso de Seattle: el Secretario General de la OMC declaró que "intentamos incluir demasiadas cuestiones en el proyecto de Declaración" y que la Conferencia de Seattle no estaba lo suficientemente "madura". Otros participantes mencionaron la falta de tiempo, ya que las verdaderas negociaciones se desarrollaron durante los dos últimos días de la Conferencia. Asimismo, se ha debatido mucho en torno a los fallos inherentes al funcionamiento del proceso, es decir el desequilibrio existente entre "las ambiciones de la OMC y sus medios" y la poca importancia concedida a la máxima participación de todos los Miembros, así como a la transparencia. Teniendo en cuenta estas consideraciones, se han aunado esfuerzos para avanzar por un camino más seguro y examinar así la cuestión pendiente de cómo abordar las negociaciones objeto de mandato previstas en el programa integrado, las cuestiones relativas a la aplicación, las "fechas límites" y por último, el lanzamiento de la nueva Ronda de Negociaciones.
2. Para poder progresar, es preciso abordar los fallos "substantivos" del proceso y, en especial, que los Miembros, en su totalidad, hagan prueba de mayor flexibilidad respecto de las cuestiones relativas a la aplicación (asunto de especial importancia para los países en desarrollo) y de las nuevas cuestiones que constituirán el orden del día de la nueva Ronda de Negociaciones. Resulta interesante destacar de la declaración del Director General, que "el comercio no puede existir en el vacío y que por tanto, son importantes cuestiones tales como el medio ambiente". Resulta revelador el empleo de "tales como": está claro que las cuestiones relativas a las normas del trabajo seguirán sobre el tapete.
3. Hubo confusión en cuanto a la "suspensión" de la Conferencia Ministerial de Seattle. La decisión de los Presidentes de suspender la Conferencia carecía, para muchos, de autoridad, ya que no hubo ni debate ni acuerdo. De hecho, la cuestión de la "suspensión" de la Conferencia Ministerial no llegará a ser objeto de debate, ya que la misma depende únicamente de lo que decidan los Miembros. Si se invalidan los resultados de la Conferencia, tal como se prevé, y se celebra una nueva Conferencia Ministerial, habrá que iniciar el nuevo proyecto de Declaración de cero. Sin embargo, sería conveniente que la nueva Declaración se fundara en los progresos realizados sobre cuestiones tales como el acceso a los mercados, la facilitación del comercio y los servicios.
II. Debate en torno al camino futuro
4. Tras la Conferencia Ministerial de Seattle, la única cuestión sobre la cual se llegó a un acuerdo de índole universal fue el próximo paso, es decir retomar confianza en el sistema.
5. Entre la suspensión de la Conferencia Ministerial de Seattle y la reunión del Consejo General, celebrada los días 7 y 8 de febrero, cuyo objetivo fue reanudar el programa de trabajo de la OMC, se plantearon las siguientes opciones:
· convenir de una fecha cercana para la celebración de una reunión ministerial con miras a la elaboración de una Declaración basada en el proyecto negociado durante la Conferencia Ministerial de Seattle;
· adoptar un método progresivo en el que se tenga principalmente en cuenta el programa incorporado, la prórroga de las fechas límites y el reexamen de la estructura de la OMC y del proceso de negociación, así como la concertación de una reunión ministerial a la luz de los progresos;
· aceptar que la naturaleza de las negociaciones de la OMC es tan amplia y compleja que el método global ya no resulta viable. Según este método, los resultados de toda negociación deben constituir un compromiso único, es decir que no hay acuerdo si no se han aceptado todos los puntos objeto de negociación. Esto apuntará a una serie de negociaciones centradas en cuestiones específicas.
6. En el supuesto de que se celebre en breve una reunión ministerial, como ha sido propuesto por la Unión Europea, la condición sine qua non sería que la fase preparatoria se lleve a cabo con sumo cuidado y haciendo prueba de flexibilidad, elemento indispensable en negociaciones de esta índole. Asimismo, convendría adoptar un enfoque comprensivo frente a las preocupaciones de los países en desarrollo en cuanto a las cuestiones relativas a las normas del trabajo y del medio ambiente, así como convenir de un conjunto de medidas favorable a dichos países. Dada la necesidad de tomar medidas en la mayor brevedad posible y de asegurarse de que no hubiera otros fallos a ese nivel, esta opción resultó ser una de las menos probables.
7. El método progresivo resultó más atractivo y viable. Desde el punto de vista técnico, las negociaciones objeto de mandato sobre la liberalización progresiva de la agricultura y de los servicios se iniciaron el 1¡ de enero del 2000, si bien no se celebraron reuniones substanciales hasta la reunión del Consejo General, los días 7 y 8 de febrero. La "esencia" del proyecto de Declaración de Seattle podría marcar las pautas, de manera general, de las nuevas negociaciones. Los actores clave son los que han de tomar la iniciativa. Del mismo modo, un enfoque realista en cuanto a las prórrogas de las fechas límites fijadas al 31 de diciembre de 1999, relativas las medidas en Materia de Inversiones Relacionadas con el Comercio (MIC), los Aspectos de los Derechos de Propiedad Internacional Relacionados con el Comercio (ADPIC) y la Valoración en Aduana, ayudaría a crear un ambiente propicio para el debate. Sin embargo, las dos posiciones conflictivas predominantes plantean los siguientes problemas: por un lado, la opinión (sobre todo compartida por la Cuadrilateral) según la cual las prórrogas deberían considerarse caso por caso y por el otro, la postura de los países en desarrollo de que las prórrogas deberían considerarse desde un punto de vista multilateral e integrarlas en las cuestiones relativas a la aplicación, ya que constituyen un marco más amplio. Todos estos puntos, unidos a un reexamen completo de la estructura de la OMC y del proceso de negociación, permitiría preparar el terreno para que se celebre con éxito una nueva reunión ministerial y así lanzar una nueva Ronda de negociaciones que lleve a un compromiso único.
III. La próxima etapa
8. El replanteamiento de las posiciones tomó tiempo, aunque cabe señalar que el enfoque más positivo adoptado por los Miembros en su conjunto durante las consultas informales, propició la celebración de la reunión del Consejo General, los días 7 y 8 de febrero, en la que se tomaron medidas encaminadas a reanudar los trabajos de la OMC. Como era de esperar, se impuso el método progresivo.
9. Desde el punto de vista de la organización, resulta conveniente celebrar las negociaciones por etapas, concentrándose en el Programa Incorporado, los reexámenes objeto de mandato previstos y la aplicación. Así pues, el número limitado de funcionarios de los que disponen las misiones con menos recursos, podrán concentrarse en ciertos temas en concreto y contribuir más eficazmente al proceso.
10. En lo referente al programa incorporado, se decidió celebrar las negociaciones sobre agricultura y servicios, objeto de mandato, en el Comité de Agricultura y en el Consejo del Comercio de Servicios, respectivamente. A fin de mantener dichas negociaciones separadas de las reuniones ordinarias de dichos órganos, éstas se celebrarán en períodos de sesiones especiales, al mismo tiempo que las reuniones ordinarias. La primera sesión del Consejo del Comercio de Servicios está prevista para el 21 de febrero y la del Comité de Agricultura los días 23 y 24 de marzo. Ambos rendirán informe al Consejo General sobre los resultados de las negociaciones. Sin embargo, si bien se ha hecho hincapié en reanudar las negociaciones inmediatamente en materia de agricultura y de servicios, conviene recordar que el programa incorporado incluye, asimismo, otras negociaciones objeto de mandato sobre algunos aspectos de los derechos de propiedad relacionados con el comercio (indicaciones geográficas) y la revisión de otras cuestiones que todavía deben tratarse (p. ej. las reglas de origen, la valoración en aduana, las disposiciones del Entendimiento sobre Solución de Diferencias, el trámite de licencias de importación, las medidas sanitarias y fitosanitarias, las salvaguardias, las medidas antidumping, etc.).
11. Si bien se ha establecido el marco de trabajo de las negociaciones, no se llegó a un acuerdo sobre los procedimientos y las modalidades de negociación, ni sobre el nombramiento de los Presidentes de los órganos de negociación pertinentes.
12. En lo referente a las revisiones objeto de mandato relativas a los Acuerdos sobre los ADPIC y las MIC, entre otros, los Miembros llegaron a un acuerdo unánime de que se analice el impacto, a nivel comercial y del desarrollo, de la aplicación de dichos Acuerdos.
13. En lo que respecta a la apremiante cuestión para los países en desarrollo de llegar a un acuerdo que garantice el acceso libre de aranceles y de cuotas a sus exportaciones, es muy probable que de llegar a un acuerdo, éste no cumpla las expectativas de los países menos adelantados (PMA) ya que, desde un punto de vista realista, nunca podrán cubrirse todas las exportaciones de los PMA; siempre habrá excepciones respecto de productos de interés fundamental para ellos (en especial, los textiles y la agricultura en algunos mercados industriales nacionales). Esta no es evidentemente una idea nueva, ya que fue planteada por el entonces Director General de la OMC en la Cumbre del G-7 celebrada en Lyon en 1996 y sobre la cual no se ha alcanzado todavía un acuerdo formal.
14. Sería conveniente integrar en el método progresivo la adopción en breve de medidas en favor de los países menos adelantados, incluido el reexamen riguroso del Marco Integrado para la Asistencia Técnica relacionada con el Comercio, la necesidad de mejorar la calidad de la prestación de dicha asistencia y la provisión significativa de fondos, con el fin de reforzar la creación de capacidad para los países en desarrollo en general.
15. Respecto de la revisión del proceso de adopción de decisiones de la OMC, la Unión Europea y el Japón declararon que el objetivo debería consistir en hallar el "equilibrio adecuado entre eficacia y transparencia" y propusieron que se estableciera un "órgano consultivo compuesto de directivos de empresas y de expertos, bajo la supervisión del Secretario General", con el propósito de examinar todas las opciones. Sin embargo, algunos Miembros fueron tajantes en cuanto a limitar la reforma institucional a la transparencia interna (p. ej. la participación y el acceso a la información), dejando de lado la transparencia a nivel de las organizaciones del exterior.
16. En cuanto al proceso de negociación y en especial, a las reuniones ministeriales, la opinión compartida es que, con voluntad política y una preparación minuciosa, el Comité Plenario ya existente, asistido por Grupos de Trabajo y conversaciones a nivel bilateral y plurilateral y coordinado por un "Salón Verde" (Green Room), podría proporcionar una base sólida. El problema que se plantea es evidentemente la selección de los participantes, siendo imposible la presencia de los 136 Miembros en su totalidad.
17. En términos generales, el "toque de diana" ya está dado. Cabe añadir que los Estados Unidos, la Unión Europea y el Japón hacen referencia en sus declaraciones a la importancia de tomar en consideración el "descontento general" de los países en desarrollo, cuyo "apoyo" será, en lo sucesivo, crucial.